El encantador jardín de una casa de campo
A principios del siglo XVIII se hicieron populares las casas de campo o quintas como residencia de algunos miembros de la baja aristocracia rural que no podían permitirse una gran casa señorial. Sin embargo, en los inicios de la era victoriana, a mediados del siglo XIX, las casas de campo habían adquirido tal reputación que los miembros adinerados de las clases superiores, deseosos de disfrutar de un romántico estilo de vida bohemio en un entorno de buen gusto, pero relativamente sencillo, empezaron a instalarse en ellas. Un jardín de casa de campo tradicional no presenta líneas muy definidas, arriates simétricos ni materiales fríos. ¡Se trata de hacerlo tan natural como sea posible! Este concepto se observa por todas partes: en la disposición y composición de flores de llamativos colores, la elección de materiales para setos y caminos y la selección individual de accesorios. Románticas rosas y delicadas clemátides trepan por estructuras de soporte en hierro forjado artísticamente decoradas. Esferas de cerámica o vidrio relucen entre flores de verano de vistosos colores y magníficos arbustos, dando un carácter único al jardín.
Frescura campestre de verano para cualquier jardín
Con unos pocos trucos usted dar un aire de casa de campo a cualquier jardín doméstico. El primer paso consiste en dividir claramente los arriates. Después de todo, lo que a primera vista parece un poco salvaje suele ser un diseño bien pensado y planificado. Plantar con exuberancia alquimilas, geranios, altramuces, espuelas de caballero y margaritas proporciona muchas oportunidades de desarrollo dentro de los límites de sus arriates. Allí donde tradicionalmente los jardines de casa de campo se centraban en plantas útiles, como tomates, calabacines, coles y lechugas, estas verduras se acompañan hoy día con plantas de aspecto agradable, como las caléndulas, las capuchinas y los guisantes de olor. Esta mezcla amorosamente creada de formas, colores y alturas es lo que hace tan atractivo a un jardín de casa de campo. La naturaleza se refleja también en los materiales de tipo informal elegidos para los caminos que discurren entre los arriates de flores y verduras: piedra, grava o mantillo.